Coincidiendo con ella, la coordinadora de ONG, en la que se integran organizaciones como Cáritas, Cruz Roja Española, Ayuda en Acción, Acción contra el hambre, Intermón Oxfam, Manos Unidas, Unicef... y otras tantas menos conocidas, publicó el balance de donaciones españolas en este tiempo. 72 millones de euros. Insisto, 72 millones de euros. ¿Poco? ¿Mucho? Realmente no lo sé. Habría que comparar con otros países en situación de caos similar.
En este contexto, las referencias a que la solidaridad española no entiende de crisis son múltiples. Pero, yo me pregunto ¿es lógico? Me explico, los días posteriores a la catástrofe se nos iba informando de todo lo ocurrido en el país caribeño al minuto, se nos mostraban imágenes tremendas (e innecesarias) de la tragedia, las crónicas de los enviados especiales se reproducían por doquier en radios, televisiones y digitales, y también, lógicamente se nos daban los números de cuentas en las que se podían hacer las donaciones. Se nos repetían una y otra vez, una y otra vez.
No critico en absoluto a las personas que hayan realizado alguna donación, por humilde que haya sido. Pero sí quiero plantearme la necesidad de las mismas, sobre todo en un momento como éste. Y me refiero, aunque suene a demagogia barata, a la crisis, a los cuatro millones de parados, a las familias sin ayuda alguna, a las personas que no comen tres veces al día, a las que comen en los albergues, a las que duermen en la calle, a las que hacen múltiples esfuerzos para llegar a fin de mes, a las que la empresa le debe meses y meses de salario... Insisto, necesito plantearme el porqué nos dan estos ataques solidarios con países que nos quedan muy lejos, que estaban en una situación ya deplorable antes de desastres naturales (y no los ayudábamos, o al menos de esta manera) y sobre todo, a que están así (me refiero a la situación anterior) porque los países 'desarrollados' lo consienten.
Insisto en que la reflexión puede ser demagógica, y aunque la solidaridad internacional puede ser compatible con la local, (que también debe ser posible en tiempos de crisis) hemos de revisar inevitablemente esta última, echar un vistazo a nuestras calles y sobre todo, y lo más importante, liberarnos de toda hipocresía.