miércoles, 24 de marzo de 2010

Ataques graves al sentido de Estado

Ya casi me he repuesto del pasmo. Hoy lo veo todo con la claridad que aporta la reflexión del día siguiente y la nitidez de haber deglutido, con mucho esfuerzo, un bolo intragable. Sabrán ya que me refiero a las perlas majoricas que ha soltado por esa boquita Jaime Mayor Oreja.
El experimentado y respetado -o quizás temido, porque no le chistán en absoluto- por los suyos, los del PP, ha venido a llamar al Presidente del Gobierno terrorista. Sí, sí, terrorista. Con todas sus tés y sus eses. O si no, a mí que me expliquen qué significa que ETA y Zapatero 'son aliados potenciales'. Pues como menos, que una persona que se alía con ETA, no puede ser otra cosa que un terrorista. O que los apoya, los entiende y los comprende, sino de qué se va a aliar con ellos. Surrealista, ¿verdad? Pero hay más y mejor (lean peor). No sólo es que Mayor Oreja ni rectifica, ni pide perdón, ni se retracta, sino que el PP en bloque, lo apoya. Lo apoya porque lo silencia y sale al quite arremetiendo contra el Gobierno. Que si debe decir que no admitirá marcas blancas de ETA en las próximas municipales, que si debe dejar claro que no habrá diálogo con la banda y otros que si... que dejaban por ejemplo ayer muy en evidencia ante los periodistas a una crispada Sáenz de Santamaría.
Señores, que pierden el norte, que quienes tienen que responder a las fechorías y palabritas de Mayor Oreja es el PP, y no el Gobierno. Y hasta ahora lo que han hecho ha sido atacar, atacar y atacar. Sucia política que no respeta ni el Pacto Antiterrorista. Ya lo he dicho en otras ocasiones, no todo vale y el señor Mayor Oreja se ha pasado quince pueblos. Porque sus palabras lo único que constituyen es un ataque indignante para una persona que es demócrata, que se presenta a elecciones, que encabeza un partido y que dirige -bien, mal o regular- el Gobierno de nuestro país. Porque no sólo se ataca a Zapatero, sino a todos los españoles, a sus instituciones y sobre todo, al sentido de Estado. Y lo peor, lo hace una persona que nos está representando en el Parlamento Europeo. Simplemente, deleznable.

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